1. La Cumbre no se basa en los Derechos Humanos y de los pueblos: aunque el evento oficial promueve una estructura aparentemente inclusiva, desde el principio el proceso de organización de la Cumbre fue opaco y desmarcó a las instituciones existentes de la ONU basadas en los Derechos Humanos, así como a las plataformas legítimas de las organizaciones de la sociedad civil organizada y los Pueblos Indígenas. También ha ignorado en gran medida la crisis del COVID-19 y las múltiples y sistemáticas violaciones de los Derechos Humanos exacerbadas por la pandemia.
2. La Cumbre está dominada por intereses corporativos: grupos corporativos y plataformas impulsadas por empresas como el Foro Económico Mundial (FEM), la Alianza para una Revolución Verde en África (AGRA), la Red Agroalimentaria Internacional (IAFN), el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WCBSD), la Alianza Global para la Mejora de la Nutrición (GAIN), el Foro EAT, Scaling-Up Nutrition (SUN) Business Network, así como organizaciones filantrópicas de líderes corporativos como la Fundación Rockefeller, la Fundación Gates y Stordalen quienes han estado desempeñando un papel importante en el proceso de la Cumbre. Además, presidenta de AGRA, Agnes Kalibata, fue nombrada Enviada Especial de la ONU para la Cumbre.
3. La Cumbre promueve modelos de gobernanza altamente problemáticos basados en el multi-sectorialismo. No se debe subestimar la fuerte amenaza que representa el deliberado enfoque de múltiples partes interesadas para el sistema de las Naciones Unidas. El multi-sectorialismo trata a todos los actores como iguales, independientemente de sus diferentes roles y responsabilidades, enormes asimetrías de poder y recursos y evidentes conflictos de interés. El intento de reemplazar los modelos de gobernanza del multilateralismo inclusivo, tal como lo estableció el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) de la ONU, por un modelo de múltiples partes interesadas con supuestamente igual responsabilidad que todos, debilita en primer lugar el papel de los propios Estados miembros; en segundo lugar, facilita una influencia indebida de los intereses corporativos, una tendencia de captura corporativa en la ONU; y finalmente hace imposible una definición clara de sistemas de rendición de cuentas efectivo.
4. La Cumbre promueve un concepto de ciencia muy restringido y ataca frontalmente al Grupo de Alto Nivel de Expertos en Sistemas Alimentarios y Nutrición (GANESAN) existente del CSA. El Grupo Científico de la Cumbre propone una nueva interfaz ciencia-política que debilita y margina al Grupo de alto nivel existente. El GANESAN tiene el mandato claro de servir como una interfaz ciencia-política alimentaria mundial y funciona a través de un proceso científico-político participativo, que incluye consultas abiertas que permiten la aportación de la sociedad civil, las comunidades indígenas y todos los actores relevantes. La iniciativa de la Cumbre para un nuevo ICP, sin embargo, propone un enfoque unidimensional en la ciencia moderna, ignorando muchos de los otros conocimientos (indígena, experiencial, campesino, tácito, femenino). Estos enfoques exclusivos del conocimiento y la ciencia tienden a favorecer a los poderosos, especialmente al sector empresarial, y a descuidar los enormes problemas que plantean los conflictos de intereses para la investigación y la ciencia.
5. La Cumbre impulsa la transformación de los sistemas alimentarios en la dirección equivocada: no hace nada para allanar el camino para el cambio profundo y urgente que se necesita en los sistemas alimentarios. Con el evento de la ONU siendo secuestrado por la industria alimentaria y la agroindustria, es probable que la narrativa de la Cumbre apoye los sistemas alimentarios industriales que promueven los alimentos ultraprocesados, la deforestación, la producción ganadera industrial, el uso intensivo de pesticidas y los monocultivos de productos básicos, lo que provoca el deterioro del suelo, la contaminación del agua y el impacto irreversible sobre la biodiversidad y la salud de las personas seguirá creciendo y causando estragos.
6. La Cumbre promueve plataformas de múltiples partes interesadas como reemplazo de las instituciones públicas a nivel nacional, regional y mundial: en este sentido, los macrodatos y la evidencia científica se utilizan cada vez más para desplazar la participación directa y el conocimiento subjetivo de las personas en las deliberaciones democráticas dentro de los espacios de formulaciones políticas. Al mismo tiempo, las plataformas de múltiples partes interesadas tienden a orientarse hacia "soluciones" a problemas seleccionados y, por lo tanto, se caracterizan por una mezcla de pragmatismo y urgencia, que no permite descubrir las causas fundamentales e injustas, las históricas asimetrías de poder.
7. La Cumbre no brinda soluciones para combatir la desnutrición, el hambre ni la crisis climática e ignora lo más necesario y urgente: una profunda transformación agroecológica y basada en los Derechos Humanos de los sistemas alimentarios hacia la soberanía alimentaria, la justicia de género, la justicia climática, y justicia social, biodiversidad, salud de las personas y del planeta, que son condiciones previas para una paz duradera.
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